domingo, julio 10, 2016

Tengo más memoria de la que recuerdo

Cuando me pregunto sobre el estar tan cansado,
sobre la liviana soledad del viento entre tanta carencia,
casi me quedo sin recursos a la par que sin aire:
pero….
-de pronto-
te acercas con tus ojos de ámbar,
con tu eléctrico tacto de tus zarpas sin manos,
con tu pelo tan negro que asusta a la noche,
con tus tetas tan blandas que suplican mis manos,
con mis manos tan viejas que suplican tus tetas,
con el filo afinado que secciona el acero sin apenas esquirlas
-como si ardiendo el asbesto pronunciara lo dicho
tantas veces callado por ser estridente,
tantas veces oculto por su hiriente evidencia- 
 con el alto sendero que te aleja tan cerca.
Y caemos miopes desde el beso pupila.
Y limpiamos recuerdos con el iris que mancha