jueves, abril 17, 2014

Obscuros corazones de quimeras


A la porteña "El lado oscuro del corazón" de Eliseo Subiela

Uno puede llamarse Nada
para criar hormigas en las venas y en la boca,
escribir en los márgenes de un libro la historia de unas letras.

Recorrer la espalda de los ríos para buscarte un nombre,
llamarse Osvaldo para saberse tierra,
o pacerse a María Luisa porque se pone verde.

Uno puede ser dos mientra se siente cuatro,
podarle las melenas a los vientos,
desahuciar de tempestades a los rayos
y dejarlos mendigar en las esquinas,
arrancarte la pollera y salir huyendo,
alimentarse de gleba y griterío,
temblar en plena primavera,
templar los istmos y los días
para forjarse en meses y en penínsulas,
enmancarse a manos llenas
mientras se agarra con fuerza a lo que queda:
los restos obscuros del naufragio,
el lado corazón de la quimera.

  
BSO de "El lado oscuro del corazón", Osvaldo Montes

domingo, abril 13, 2014

Posición por momento

Los milagros son como los túneles: largos, negros y confusos. Uno nunca sabe cuando la escasa probabilidad a priori de un suceso lo convierte en milagro: salvo cuando me dices que quieres mi cuento de Teno, o que respiras de nuevo por las vértebras (lagarto negro de piel suave como armiño).

También es confusamente milagroso el vuelo de gaviotas bajo el faro: se les ve el dorso con nitidez sin necesidad de sobrevolarlas (basta con que subvuelen) y cuando el viento es suficiente y lo deciden, flotan: gaviotas aerostáticas sin quemadores de propano: otro suceso de probabilidad apriorísticamente escasa.

Hablamos de sucesos al hablar de lo que “sucede” o sea “sigue a” o “es a causa de”. Por eso me gusta no hablarte, porque no hablar desarticula el pensamiento, lo desarma y todo lo que sucede parece un milagro por carecer de causa, por su imposibilidad apriorística, porque lo que sucede es el tacto de tu piel en el anverso de mi mano, una ligera sacudida de tu espalda al sentirme, y cuando giras la cabeza la detienes por mi beso mientras se estrecha el mundo al hacerse personal en un momento.

 Radicados en la fragilidad de la ausencia de causas ejercemos la libertad que da la incertidumbre.

In tentar

Un abismo

viernes, abril 11, 2014

Cuando te nombren

A menudo se trata de llamar a lo que no existe, de encontrar su engarce entre el recuerdo y la historia, de dulcificar el precipitado metálico de lo que no fue cotidiano y, por tanto, se convierte en mito. Intentar adivinar lo que significarás cuando te nombren.

Soy consciente de haber escuchado tu voz en todos los rostros como denominador común del deseo frágil de asimilarte. Soy consciente de todos los fracasos que supuso y, a su vez, de los momentos que hubieran sido anodinos sin ese anhelo: desconocerte daba pátina de transcendencia a los discursos, a sus sílabas, a sus silencios, a sus aciertos y, sobre todo, a sus insinuaciones. Porque insinuante era el adjetivo de todo lo que podría ser tuyo. Aunque nada lo fuera. Aunque nada lo haya sido.

Mantuviste durante años la posibilidad de la belleza cuando en la certeza de la ternura radicaba todo mi alimento y el cinismo no era imbornal suficiente para aliviar la presión de lo que me parecía un letargo insoportable: fueron tiempos tensados en la angustia del náufrago que en ninguna forma de comprensión encuentra ni siquiera una isla, y tiene a la deriva como único horizonte, y tan sólo le queda la ondulación del mar como referencia en el blanco baluarte de la espuma.

  
Piano textures 3, Bruno Sanfilippo