domingo, abril 13, 2014

Posición por momento

Los milagros son como los túneles: largos, negros y confusos. Uno nunca sabe cuando la escasa probabilidad a priori de un suceso lo convierte en milagro: salvo cuando me dices que quieres mi cuento de Teno, o que respiras de nuevo por las vértebras (lagarto negro de piel suave como armiño).

También es confusamente milagroso el vuelo de gaviotas bajo el faro: se les ve el dorso con nitidez sin necesidad de sobrevolarlas (basta con que subvuelen) y cuando el viento es suficiente y lo deciden, flotan: gaviotas aerostáticas sin quemadores de propano: otro suceso de probabilidad apriorísticamente escasa.

Hablamos de sucesos al hablar de lo que “sucede” o sea “sigue a” o “es a causa de”. Por eso me gusta no hablarte, porque no hablar desarticula el pensamiento, lo desarma y todo lo que sucede parece un milagro por carecer de causa, por su imposibilidad apriorística, porque lo que sucede es el tacto de tu piel en el anverso de mi mano, una ligera sacudida de tu espalda al sentirme, y cuando giras la cabeza la detienes por mi beso mientras se estrecha el mundo al hacerse personal en un momento.

 Radicados en la fragilidad de la ausencia de causas ejercemos la libertad que da la incertidumbre.

2 Comments:

Blogger Mar dijo...

Preciosa esta tercera estrofa...
Sensual y sugerente...

Un beso.

15/4/14, 13:59  
Blogger Carz dijo...

Gracias Mar.

Mezclar la teoría del conocimiento con el tacto de una piel amable y deseada... quien no ha soñado algo así.

Beso

16/4/14, 15:57  

Publicar un comentario

<< Home