De lo indiferentemente burdo
Debido a Silvia R
Cuando el cisne degolló al pueblo no tuvo bastante.
El cielo quiso sustentar al sueño
-que siempre fue sostenido por el suelo
--cómo, si no, podríamos haberlo pisoteado tanto---
por un íntimo contacto con la sangre.
Una sangre que suena hueca entre los granos de arena,
compactos como la planta en la semilla,
pequeños como la grieta que comienza a abrirnos
e intenta redimirnos
de esta ineficacia de estar vivos.
O como ese runrún que pudre las mañanas,
esa colina que adelanta atardeceres,
ese magno silencio que restringe el grito
con el que se expresaría -apenas- nuestro miedo.
O todo lo contrario indiferentemente.
O todo lo certero burdamente zafio.
PS.- Repito la banda sonora del anterior post
2 Comments:
¿No escribís más?
¿Cambiaste de blog, de mente?
Beso.
Bue,
Sí, escribo más. Y hasta despublico algunas cosas. De hecho, despubliqué tres entradas en este blog el día 19 de diciembre. Y dejé publicadas dos en otra de mis caras: Raíz Aérea (hay un enlace en este mismo blog).
La razón es que escribo borracho y publico borracho, y luego, al releer, ya no me parece adecuado. Pero en Raíz lo no adecuado es lo perfecto.
Otro beso.
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