domingo, noviembre 13, 2011

De lo indiferentemente burdo

Debido a Silvia R

Cuando el cisne degolló al pueblo no tuvo bastante.

El cielo quiso sustentar al sueño
-que siempre fue sostenido por el suelo
--cómo, si no, podríamos haberlo pisoteado tanto---
por un íntimo contacto con la sangre.

Una sangre que suena hueca entre los granos de arena,
compactos como la planta en la semilla,
pequeños como la grieta que comienza a abrirnos
e intenta redimirnos
de esta ineficacia de estar vivos.
O como ese runrún que pudre las mañanas,
esa colina que adelanta atardeceres,
ese magno silencio que restringe el grito
con el que se expresaría -apenas- nuestro miedo.

O todo lo contrario indiferentemente.
O todo lo certero burdamente zafio.

PS.- Repito la banda sonora del anterior post

martes, noviembre 01, 2011

De brillo, carbono y diamantes


… y yo lloro un poco por el pueblo
que degüella a los cisnes
y no encuentra descanso en el tormento.
Leonid Gubánov

Escribir desde la autopsia
de los sentimientos muertos
como rocas o huesos
o fragmentos de arcilla entre las momias.

Escribir desde el grano de las piedras
y sus manos de cuarzo envueltas en el llanto
o desde los furtivos brillos del carbono
que equivocan su tacto en el diamante.

Escribir o callar.
A menudo prefiero lo segundo.


Almost martyrs, Alan parker (The life of David Gale, OST)
PS

Porque tal vez la vida
sólo nos quiere dar
aquello que después sabe quitarnos.
Luis García Montero
Porque a la vida
hay que arrebatar
aquello que la muerte
vengará al quitarnos.