viernes, enero 29, 2010

Lo cercano

El camino se esparce como lo hace la lluvia, se disgrega en forma capilar, como la sangre; y como sangre sabe a hierro. Un camino de hierro por el que no circulan trenes. Un camino de hierro equivocado, silente y cansino, un camino de tantos, de seres pausados, aquiescentes: me reconozco en cada uno de ellos y de todos me distingo con una sutil diferencia del paisaje, con una sinrazón en ristre, enarbolada. Abandero la locura para abrazarte porque hoy te he soñado: anda ven, quiero tocarte el culo, hoy casi me han asesinado, he salido vivo de milagro. Y has venido sonriente con tus vaqueros ceñidos perdiéndose en mis manos. Luego no has podido evitar besarme (en catalán suena a desbordarme: lapsus brutus). Y hemos despertado los dos -aunque no era tu sueño- en un mundo no tan triste, ahormado por un tacto y sabor indefinidos, inconclusos: no todo se ha acabado aunque estés lejos.
La cercanía es una forma de presencia. Pero no la única.

3 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

Hoy somo hoy, ni recuerdo ni futuro. Solo distintos y muy cercanos en nuestro mundo.

Sígueme gastando los labios!

29/1/10, 18:36  
Blogger Ego dijo...

La lejanía está sobrevalorada. Supongo que la culpa la tenéis los poetas.

Un besho suspensivo

1/2/10, 17:11  
Blogger gaia07 dijo...

Solo la lejanía es incompatible con las molestias de su compañía, su pasividad o su tiranía.

3/2/10, 0:38  

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