viernes, enero 30, 2009

Síndrome de abstinencia

Joder, cómo me duele no haberte llevado a bailar y emborracharnos...

Bueno, un jueves de estos...


No hay nadie como tú, Calle 13 & Café Tacuba
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miércoles, enero 28, 2009

De lucidez y ceguera

En esta lucidez tardía
que emerge del sueño, la enfermedad y el cansancio,
sé que extrañaos es imprescindible
para reconocerme en mis cimientos
que –algún día-
tendrán sentido en la ceniza.
La ventana golpea a la lluvia por sorpresa
y atraviesan vuestras astillas
los violentos soportales de esta plaza
contenidos por un muro de agua casi blanca
como la ceguera lechosa de Saramago
o esta elegía de Shostakovich.

Desde esta lucidez hiriente
que me despoja de mi sentir de niño
y me arranca del dolor para alejarme,
no puedo evitar convocar a esta sonrisa
desde aquellos tiempos de la infancia
en los que no me atreví a soñar siquiera
en amar y ser amado
con la hondura, la firmeza y la locura
que habéis dilapidado en mi persona.

En esta lucidez inoportuna
no puedo más que celebrar lo que he ganado,
aprehender y prender lo que he perdido,
desprenderme del resquemor, la pesadumbre, del odio…
hasta del que me he tenido a mí mismo.





Sting quartet Nº 15, Op. 144, primer movimiento Elegía (Adagio) (fragmento), Dmitri Shostakovich
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lunes, enero 26, 2009

Little Boy

Vende primaveras con sus ojos
y, con sus manos
-juntas-
hace reverencias.

En sus sonrisas
perviven samuráis
y en su kimono
lucen las estrellas.

Alquílame tus primaveras
posándote sobre mis hombros
mientras la nieve cae sobre los cedros,
antes de que os ciegue
-y os deshaga-
un niño pequeño.

viernes, enero 23, 2009

Resonando

Hoy he tenido un sueño: me iba formando a partir de mi médula espinal, iba conformando un revestimiento que poco a poco iba tomando mi forma y mi consciencia. Supongo que tiene mucho que ver con que ayer me pasara más de una hora dentro de un tubo en el que apenas cabía: mi nariz estaba a tres dedos de su pared, lo comprobé. La impresión primera fue de angustia, sabía que iba a estar estrecho pero no tanto, luego, al poder atisbar el otro lado abierto, me tranquilizó bastante, y el sonido amortiguado por los protectores acústicos que me colocaron me pareció rico en ondas alfa, como los sonidos que los chamanes usan para entrar en trance. Así que me dediqué a pasear mi mente por un estado de introspección, intentado aislarme de lo que allí estaba sucediendo. Lo cierto es que no moví ni un músculo en cada una de las dos sesiones de medía hora de resonancia: me limitaba a respirar y a abrir de vez en cuando los ojos.
De niño tuve otro sueño parecido: me disgregaba para luego volver a componerme. Debía tener unos seis o siete años y, en el sueño, alguien me metía en un saco de arpillera, de los que se usaban para pienso, y luego me subían en un motocarro con el piso de tablas de madera. En esa situación, comencé a licuarme y gota a gota iba traspasando el saco y las tablas del motocarro, caía al asfalto, y me iba reconstruyendo en el suelo, pero no recuerdo ver mi cuerpo reconstruido, sólo era un espectador del fenómeno, supongo que me desperté antes.
Hoy también he ido con los resultados de la resonancia al traumatólogo y, al parecer, no hay lesión visible en ningún nervio, por lo que la causa de la parestesia parece haber desaparecido, aunque ésta aún perdura, pero creo que va atenuándose poco a poco o, al menos, eso es lo que quiero pensar. Me ha dicho que debo seguir con los corticoides unos días más, luego me recetará unos neurotróficos, y que debo tener paciencia, puede que tarde meses en recuperar completamente la sensibilidad, pero yo, a pesar de mi carácter fundamentalmente compulsivo, a veces tengo una gran paciencia, así que intentaré hacer acopio de ella.

Gracias por vuestros ánimos. Lo digo en serio.

martes, enero 20, 2009

Desemborronando (VI)

Esto lo escribí esta mañana (del lunes):

Parestesia (19/01/09)

Me había propuesto no contar nada en este blog, total sólo iba a servir para preocupar a algunas personas que me leen y me aprecian, y a algunas que me conocen. Así que esto será un desemborronando, lo publicaré más adelante.
El viernes pasado tuve un estúpido pero aparatoso accidente: resbalé y caí por unas escaleras, sólo seis peldaños, dos contusiones en la cabeza, una en el codo izquierdo, un moratón en la mano derecha y otro en la rodilla izquierda. Hasta aquí nada grave.
Pero el primer golpe al caer me lo di contra el canto del escalón en la zona lumbar de la columna: ése aún sigue doliendo bastante y me obliga a moverme con lentitud, dolor y torpeza. El dolor no me preocupa, es sólo molesto, pero la parestesia que desde entonces vengo sufriendo en la zona perineal me empieza a preocupar, no ha mejorado en tres días, y eso me hace pensar en una lesión nerviosa. Las radiografías que me hicieron en urgencias descartan una lesión de la columna a nivel óseo, pero puede haberse producido una compresión de la Cauda Equina. Tengo movilidad en las piernas y mantengo el control funcional, pero siento adormecida toda la región perineal, provocándome una sensación de extrañeza para con mi cuerpo, parece disociado de mí, y es desagradable. Aún sabiendo que las probabilidades de complicaciones a largo plazo son escasas, uno no puede evitar pensar en qué consecuencias tendría, entre ellas la impotencia, o mejor, la falta de excitación sexual, ni siquiera deseo. Siempre me había parecido que no sería algo que me afectara demasiado cuando me planteaba en esa situación; esa parte de mi cabeza que tiende a racionalizar y que también tiende a sobrevalorarse a sí misma, es demasiado prepotente y bastante hija de puta, todo sea dicho de paso. Pero lo cierto es que cuando en algunos momentos me sentía como si este estado fuera a ser permanente, el sudor me manaba de los poros, y sentía una gran tristeza, un enorme desasosiego. Recordé entonces que, cuando compré en el trabajo la lotería de Navidad (es prácticamente lo único que compro, sobre todo por no poner cara de absoluto gilipollas si llegara tocar) pensé en cómo cambiaría mi vida con los tres millones de euros que me corresponderían. Y me sentí bastante triste cuando comprendí que sería muy poco lo que cambiaría. Ya sé, ya sé… un tipo que recibe tres millones de euros y no siente que le cambie su vida debe ser afortunado, significa que no tiene problemas económicos, que no está demasiado incómodo en su trabajo, que tiene amigos, que tiene aficiones. Pero me sentí triste, porque no tenía la jodida locura en las venas que tuve hace unos años cuando, seguramente, habría dado un cambio radical mi vida con esa pasta.
Y, entonces, cuando proyecté mi estado físico actual como permanente, me di cuenta de que si hubiera tenido ese dinero y hubiese realizado el cambio drástico de vida, ahora sería un completo desgraciado con esta afección (ya sé, ya sé… eso también lo dice mi puta y autosobrevalorada manía de racionalización).
Pero el colmo de la paranoia lo alcancé cuando me di cuenta que prefería el dolor a la insensibilidad. Pero qué cretino puedo llegar a ser.

Qué gilipollas.






Bueno, hoy me han hecho un TAC, no aparecen lesiones visibles en la médula, por lo que, si hay alguna, debe de ser fácilmente regenerable. El traumatólogo me ha hecho un examen exhaustivo (es uno de los pocos médicos que conozco del que me fío), me ha recetado dexametasona intramuscular, y mañana me vuelve a visitar por la tarde, para ver cómo evoluciono. El miércoles, resonancia magnética y el jueves nueva visita para ver los resultados. Pero lo cierto es que los efectos de los corticoides empiezo a notarlos, sigo con la parestesia, pero me parece más moderada. La paranoia, eso sí, permanece.

jueves, enero 15, 2009

Y Shigeru ataca de nuevo


Bueno, ya sabéis la debilidad que siento por mis amigos. Así que no puedo dejar de anunciaros que Shigeru inaugura hoy una exposición en la SALACONSELL242 a las 19:30.

Aquí os dejo una invitación.

Nos vemos.


Na bu mons, Eneida Marta
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miércoles, enero 14, 2009

Hasta que no sea cierto

Hoy no he conseguido ponerme triste aunque lo he intentado varias veces. Y no lo he conseguido porque a pesar de tenerte tan lejana, me dijiste que me amas con locura, me dijiste que en la 301 habías sido la mujer más feliz del mundo, que vuelves constantemente a aquella habitación. Yo también lo hago, y también vuelvo a aquella tarde en la que anduve paseando solo, aunque expectante y esperanzado, imaginando y presintiéndote completa después de ese abrazo y ese beso furtivos que nos tuvieron que servir de vicario preámbulo.

Y tampoco lo he conseguido porque, en el desorden y la imposibilidad de todo lo que me sucede, tú vas construyendo un orden aún más inverosímil, una posibilidad aún más improbable, una pasión más apacible, y, sobre todo, porque ahora te sientes guapa con esa ropa interior que te propuse que te compraras y que te negaste en redondo en cuanto te lo dije. Y es que le estamos sacando el verdadero partido al juego tan serio de amarse, a la aventura tan cotidiana de desearse, al estridente silencio de la complicidad, a la única promesa verdaderamente importante: no decir que nos amamos cuando no sea cierto.

Tanto como este piropo tan bien cantado.


Piropo, Adriana Varela
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sábado, enero 10, 2009

Abrazada II

Desgraciado este mundo
sin el riesgo de ser eternamente
esa historia imposible de un amor sin futuro.

Luis García Montero

El anhelo informe apenas causa daño
aunque incita a describirlo:
eres apenas una sombra más entre la niebla.

Estoy cansado.
La flor se pierde en el vacío.
No hace falta ninguna despedida.




      She's Like a Swallow,   Hector Zazou (canta Jane Siberry)

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jueves, enero 08, 2009

Duda metafísica

No sé si eres una hija de puta o una imbécil. Lo jodido es que si eres una hija de puta seguirás como hasta ahora y no podré discernir si eres una hija de puta o una imbécil. Y, lo que sigue siendo jodido es que, si eres una imbécil, ni siquiera te darás cuenta y por tanto seguirás como hasta ahora, y seguiré sin saber si eres una hija de puta o una imbécil. Vamos, que si eres una hija de puta o una imbécil me quedaré siempre con la duda de qué demonios es lo que eres. Pero si me preguntaras qué prefiero, te diría que ojalá fueras una hija de puta, la más grande, claro.


Bueno, como los ánimos estuvieron caldeados, no quiero malentendidos, este post va dedicado a una mujer (no sé si hija de puta o imbécil) pero eso sí, española.

martes, enero 06, 2009

Tenencia ilícita

- Me han dicho que me busca la policía
con sus perros husmeadores de costumbre,
detectores de tedio y chalecos antirisas.
- ¿Cuáles son los cargos?
- Tenencia ilícita de alegría.


Bueno, es que hoy he acompañado a Manolo para comprar un portátil –yo siempre me he encargado de la parte técnica- y le he hecho tocar algo a la guitarra para probar cómo grababa, sin ensayar. Luego le he hecho tocar la segunda voz, lo he mezclado y ha salido esto. En fin, que he vuelto a nuestros quince años cuando tocaba en el cuarto de baño de mi casa y yo lo grababa con mi pletina Teac para un trabajo de literatura.


      No recuerdo el título,  Manolo


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lunes, enero 05, 2009

Desemborronando (V)

Vuelvo a estar en casa de mis padres y sigue haciendo frío por fuera, pero ya no por dentro. He perdido la tensión de la duda y el frío interno se ha disipado como se deshace un contorno cuando avanza el ocaso, como se diluye un cuerpo en la oscuridad y son el tacto y el aroma los que lo definen.
Lo cierto es que he perdido la tensión para escribir, así que saco del baúl de borradores un poema de hace unas semanas. Aún no he escrito ninguno este año...buena señal.


De pezones y anestesias
(14/12/08)


Si soy sonámbulo en un sueño
siempre tropiezo en tus pezones
y caigo de boca entre tus piernas.

Enredado entre mitos y cavernas
encojo los hombros y me zambullo
como un lagarto antiguo entre tu niebla.

De pronto, me doy a luz desde tu boca
y me convierto en perezoso
para ralentizar el tiempo. Tú, en anestesia.


      Mile regretz (Chanson),  Jordi Savall


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viernes, enero 02, 2009

Componiendo la soledad

Hay muchas compañías, pero sólo hay una soledad. Y es tan propia como el cúmulo de pensamientos que la surcan, como la aglomeración de sentimientos que la componen y le dan forma.
La soledad no es una sinfonía de silencios, es un estridente desconcierto de emociones.

jueves, enero 01, 2009

Diecinueve años, no es nada.

Para Bego, aunque puede que no lo leas nunca...
...pero es tu homenaje.

Fue duro, a qué mentirse, pero más para ella -a qué mentirse-.
Llevábamos nueve años juntos y yo la amaba cuando me leyó lo que sigue:

OTRA VEZ AMARILIS

El tiempo ha pasado y vuelves a mi memoria.

Tu auto trepando hacia la sierra, la Cream-Rica
¿recuerdas?, volteando a la derecha, todos esos moteles.

Entonces éramos nosotros; no tú, no yo. Me quiérote,
te gózame, me amándonos, decíamos.

¿A quién llevas ahora? Contigo entre las piernas
¿quién pega de alaridos y triza los espejos
donde nos repetíamos bestiales y dulcísimos?

¿Qué otro vientre recibe tu miel mía, peruano? Di
qué frívola puta, qué sórdida hipócrita limeña,
qué casada cuidadosa del cornudo.

Hijo de perra, ¿lo haces? Pero allí no, nunca, con
nadie vuelvas a la habitación 35. Que se te
muera para siempre, que se te pudra si regresas.

Una vez dije allí no ¿recuerdas?, dije después
donde quieras. Tú me observabas igual que un
entomólogo, eras un médico lascivo examinando
una muchacha muerta de amor: no hables, eres
una muñeca, un cuerpo sin voluntad, y me
tocabas probándome y fui un durazno de esos
que se abren con la mano.

Un durazno, dijiste a mis espaldas, a la luz de la tarde,
separando con suavidad mis carnes, descubriendo
lo que ni yo conozco, mi zona más oscura, la que
guarda esa caricia atroz, obscena y tuya que no
olvido.

Júralo: no has de volver a esa cama con nadie. Me has
negado tu cuerpo, el que gustaba mirar impúdico y
erecto viniendo a mí, el tuyo que era el mío.
Concédeme esto entonces: anda a otro sitio a hacer tus
porquerías.

O vuelve a la habitación 35. El tiempo ha pasado, ya
no hay sino recuerdos y Amarilis qué puede sino
juntar palabras. Ahora somos tú y yo, no existe más
nosotros. Uno y uno, dos solos: yo y esa mierda que
tú soy y yo añoras, desgraciado.


Márgara Sáenz



Y se me encogía el pecho, no dos, ya no tú y yo, ya no un nosotros. Ya no un hogar o, al menos, juntos.
Así fue -a qué mentirse-.

Y, años más tarde, yo era un tipo duro, y la llevaba a bares de tipos duros.

- ¿Estás seguro de que podemos entrar?
- Sí, estoy seguro.
- ¡Cómo has cambiado! O, no, puede que no.

Y a mí se me encogía algo más el pecho cuando recordaba la forma de vida que habíamos llevado: ella me habla de Tocqueville, de Kant, de Russell, y yo le hablaba de Einstein, de Heisenberg, de Shrödinger y de Shannon. Ambos nos hablábamos de Sócrates y de Platón. De Carver, de Mozart y de Panero (el mediano).

- Pero ¿estás seguro?
Y a mí se me encogía el pecho, pero estaba seguro.

Elípticos los perros de azules ojos

Resuena la fibra en la consciencia
porque uno se reconoce en Qadesh (de parte de los hititas)
o en las Termópilas,
o en los Viejos Tercios de Flandes,
pero sin rey, ni patria, ni soldada
(los dos primeros en minúsculas).

Sólo porque uno se juega la vida
cuando hace falta.


      Ojos de perro azul,  Rubén Blades y los seis del solar (un relato de Gabo, según me contaron)


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