miércoles, diciembre 17, 2008

El libro del desasimiento (VI)

Tuvo algo de espartana mi infancia, aún lo llevo a cuestas. Lo percibo nítidamente cuando, como ahora, vuelvo a casa de mis padres. Estoy escribiendo sobre la mesa en la que estudié mis últimos años de instituto, una mesa de oficina de hará unos 50 años, gris, metálica y fría y que llegó a casa cuando la fábrica en la que trabajaba mi padre quebró y sus bienes fueron embargados para pagar a los trabajadores. En el archivador de su izquierda aún está mi libro de escolaridad y mi título de bachiller, los de ingeniero y doctor ingeniero ya no están, me fui con dieciocho años a estudiar fuera de casa y ya no he vuelto más que esporádicamente.
Mis hermanos están trabajando estos días, también mis viejos amigos, así que estoy aquí rememorando, reconstruyéndome, recuperando la sensación de pérdida que siempre me envuelve en forma de bajo continuo. Aquí hay cartas de mi primera novia, aquí hay restos de lo que fui alguna vez, y hace frío, hace frío por dentro y por fuera. Aquí permanecen historias de desamor y desasimiento, esa balsa a la que nos aferramos los que sabemos que nuestro lugar siempre se halla lejos de dónde estamos, los que sabemos que nuestro afán será difícilmente colmado y que, cuando lo ha sido, siempre lo fue por un breve lapso de tiempo. Pero está en nuestra naturaleza, es el aire que, como dijo Kant, permite volar a la paloma a la vez que la refrena, medio y obstáculo indisolubles.
El desasimiento es la máscara, la coraza que oponemos al desaliento los que tenemos demasiadas esperanzas, los que perseveramos con terca lentitud en extraer esos momentos íntimos y de comunión extrema de las personas que nos conmueven. En demasiadas ocasiones, en mi caso, amar se ha convertido en un oficio de perfumistas, en destilar unas gotas de esencia e intentar memorizarlas, en buscar nuevas fórmulas de extraer lo fundamental con la colaboración del hambre y la sorpresa, la ternura y la pasión, la imaginación y la sonrisa. Pero luego comprobamos, una y otra vez, que somos incapaces de evocar olores desde la memoria. Sólo somos capaces de reconocerlos. Aquí radica el drama. Y su perturbador acicate.
El frío es contrario al desasimiento.


      24 preludes for a fugue (fragmento de la banda sonora),   Arvo Pärt

6 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

Reconocer los olores, es así. Vuelvo a casa y recuerdo haber olido el arroz de mamá muchas veces ya, y lo percibo conocido, y permanente, pero siempre inasequible en la distancia (será por le azafrán del bueno -y el cariño- que ella le pone); el olor de los troncos de la lumbre, el rancio frío de las habitaciones de Navidad. El olor del pasado.

Es como una voz que ayer escuchaste por primera vez y es imposible recordar hoy, al contrario que una mirada, no se olvida nunca.

17/12/08, 20:58  
Anonymous Anónimo dijo...

Desasimiento,difícil palabra(para mi que no soy de letras ,ni de ciencias,).
Es bueno e interesante reencontrarse con uno mismo ,aunque sea en pasado y en casa de la familia ,y ver que es lo que te pasa por el cuerpo.
Una vez leí que deberíamos recordar qué ansíabamos ,qué nos movía a los 15 años,para descubrir quienes somos y lo que fuimos perdiendo de nosotros por el camino.
Creo que es bueno el ejercicio de desasirse de todo cuanto huele a pasado(rancio),y vivir el ahora ,el presente,ese que nunca más vuelve, e impregnarte de la ternura y el calor humano que te ofrece la vida .Aquí y ahora.

Un abrazo Carz.

18/12/08, 21:27  
Blogger Hipatia dijo...

Gracias, paisano.
Un beso.

18/12/08, 22:08  
Blogger ybris dijo...

Recordar para desasirse.
Hay recuerdos que no atan sino que enriquecen y liberan.

Un abrazo.

19/12/08, 7:17  
Blogger libertad dijo...

"Desasimiento. Es la coraza de aquellos que tenemos esperanzas y buscamos momentos íntimos y de comunión con las personas que nos conmueven"...Me has conmovido Carz. Me has llegado muy hondo por la empatía -no sabida expresada también como tú lo has hecho- y por la autenticidad que rezuman tus palabras.
Gracias
Un abrazo cálido

19/12/08, 10:26  
Anonymous Anónimo dijo...

me gustó saber de ti
desasido
frío dentro y fuera
volador
tierno

un beso

25/12/08, 13:58  

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