domingo, enero 06, 2008

De sudarios y de escuelas

De tu vida sólo me diste un instante.
Tengo la certeza de que,
pese al pasado y pese al futuro,
en el latido eterno
de ese único instante de nuestras vidas,
me amas.
Wayne Wang, La caja china

Me gusta escribir cuando estoy borracho.
Un manto de alcohol viene a cubrirme
y me desinfecta
-atroz memoria sobre un hombre arruinado,
atroz mordaza frente a gritos feroces-
en mí se debilita mi ser
-anestesiado por esquivar la muerte
como un cordero huye frente ante los lobos-
muerte, ven a darme un beso
y con fortuna llegaré a seducirte
hasta que –postrado-
no me obedezcan ni mis músculos.

Carne de arena,
alacrán de tiempo,
aguijón desahuciado entre las olas
-muerte ven a buscarme
que ella me esconde en sus deseos-
Corazón sanguíneo:
soy tu secuela,
y en mi escuela me enseñaron tu sudario.

Sangre y silencio,
sangrante arena,
duna y desierto,
y huella profunda en tus mareas.

3 Comments:

Blogger Luzamarga dijo...

Eso hiciste: ser una huella profunda....¿qué se hace ahora con éste silencio?

6/1/08, 13:18  
Blogger Laura Escuela dijo...

bien, ya me duché con tus letras, me enjaboné de tristezas y de mundo, me aclaré con pedazos de realidad poéticamente negruzca y me sequé con la arena sangrante de esta última estrofa. Ya puedo salir a la calle a no respirar.

8/1/08, 18:06  
Blogger Leuma dijo...

El problema de la anestesia alcohólica es que cuando pasan los efectos, vuelve el mismo dolor incrementado por los dolores de cabeza, un abrazo Carz

8/1/08, 19:24  

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