jueves, mayo 24, 2007

La confesión de un hijo del siglo

A menudo quisiera escapar de este estigma de ser un ser maldito, un alma de tormento. Lo cierto es que he tenido oportunidades de conseguirlo junto a personas que no he merecido y que no han merecido el dolor que les he causado.
Existe una lucha en mi interior entre un desmesurado romanticismo idealista y un pragmatismo racional que acaban aniquilándose uno a otro, agostando la posibilidad de un futuro estable. Llevo años intentando convivir con esa naturaleza turbulenta y creo que cada vez estoy más lejos de lograrlo.
Vivir a la deriva cifrando la esperanza en lo inverosímil es ya suficiente calvario para uno mismo como para pretender que alguien más pueda soportarlo. En unas ocasiones he sido kamikaze, en otras me ha faltado el valor . Y lo trágico es que normalmente ha ocurrido en las situaciones más inadecuadas, a contrapunto, acelerando cuando lo pertinente era frenar y frenando cuando debía aumentar la velocidad de la marcha. Ya lo escribí hace años: “Nuestra historia ha sido una sucesión de juegos malabares, de piruetas al borde del abismo”
Esto me ha hecho deambular por la ironía, el cinismo, la resignación, la indolencia, la pasión, la desesperación y el desencanto siempre en un viaje por una cinta de Moebius.
Pareciera que las frases de Alfred De Musset en “La confession d'un enfant du siècle fueran premonitorias y , al leerlas por primera vez, se me grabaron:

«El mundo estaba en ruinas, y nosotros veníamos al mundo. Las guerras habían terminado, llegábamos tras la gloria, tras los ideales; nos quedaba la desesperanza como única religión y, por toda pasión, el desprecio. Las mujeres se vestían de blanco como las novias y nosotros, los hijos del siglo, vestidos de negro como huérfanos, las mirábamos: la blasfemia en la boca y el corazón hueco. Yo iba por ése desierto, envuelto en el manto de los egoístas, cuando, de pronto, la conocí»

Pero en cada raíz de la que ha brotado con posterioridad un árbol de dolor, he dejado lo mejor que en mí había, de cada lágrima vertida me quedo con su origen, de cada adiós me quedo con el más bello principio.

9 Comments:

Blogger Arya dijo...

Porque ser duro con uno mismo.. cuando solo se esta aprendiendo?
Lo que haz escrito.. se traduce en vida..
tan simple como eso.

(las lecciones son infinitas..)

24/5/07, 2:09  
Anonymous Anónimo dijo...

Sencillamente porque él sabe que no está aprendiendo.

24/5/07, 3:28  
Blogger ybris dijo...

Te leo desde hace tiempo, amigo Carz, y no sabría si lo tuyo es el estigma de una maldición o el abrazo desconsiderado de los dioses.
No a muchos les ha sido dado el poder debatir dolorosa y fecundamente entre romanticismo y pragmatismo con la profundidad y la lucidez con que tú lo haces.
Incluso eres consciente de la sutil distinción a que aludías sobre mi comentario acerca de la esperanza, que yo no veo contradictoria con la tuya porque entre lo imprevisto y lo improbable a veces no existe más que la intención o la táctica de no querer ver lo que no es fácil que suceda. Y, entonces, uno se refugia en la sorpresa: eso que a veces imprevistamente nos ocurre y que nos hace confiar en que aún nos queda vida por vivir aún no vivida.
Que en todo este afán por vivir profundamente perdamos el ritmo, provoquemos dolor o suframos el triste destino del exiliado es algo que seguramente algunos tengamos que aceptar con humildad mientras que -por lo que respecta al daño posible infligido- nunca dejamos de buscar el alivio debido a quien se lo infligimos.

Un fuerte abrazo.

24/5/07, 5:35  
Blogger Joan Torres dijo...

Las certeras palabras de Ybris, como es habitual, hacen superflua casi cualquier palabra. Quizá reste añadir, tan sólo, algún silencio reflexivo.

No debemos ser muy distintos, Carz.

Mi apodo puede darte idea de parte de mi tormento. Y de mi gloria.

La vida, en ocasiones, es una ramera apasionada que nos trata con desdén. Y nosotros nos revolvemos, casi sin consciencia, y en nuestro voltear encendido tiramos las porcelanas frágiles de personas que nos aman.

Y un instinto estúpido nos impide creer que somos merecedores de amor, de perdón o de amistad.

Algunos abrazos han de quedar en el aire. Ojalá te llegara, al menos, la intención del mío.

Joan.

PD. Sigo febril. Pero gracias.

24/5/07, 11:47  
Blogger Simplemente Olimpia. dijo...

¿merecer?...¿meritorio?...¿martir?
Me sumo a ybris en su exposición de motivos y en su visión...
pero, con matices...
Aún creerás ser (tú) "generoso", al evitar calvarios si decides por otros lo que han de soportar-los. Pero yerras, les estas negando, la probabilidad y el improvisto.

Debatirse obstinadamente entre esas "orillas" es un ejerccio tan cansino, que más te valiera "hacer-te el muerto" y reposar tu cansancio. (Adoro recostarme en el mar y dejarme llevar por su oleaje)

Leo, que aún tatuado a fuego, eres "capaz" de mirar y "quedarte" incluso en las despedidas. Y está vez tu ternura en el relato me impiden la mordacidad de hallarte "anclado".

Una reflexión a voz en grito, que siempre escucho-te.

Olimpia.

24/5/07, 15:21  
Blogger Hipatia dijo...

Hola Carz:
Parece que hay un denomidador común; quizá lo que nos perturba es estar pagando la novatada de tener consciencia, como auténticos primerizos.
Esa dualidad que expresas no me es ajena. No creo que tengan que ser necesariamente aniquilantes entre sí, o por lo menos yo no lo experiemto así. Tiene que haber una situación de equilibrio(pàlabra que odio, por lo sobada que está) donde puedan operar sin grandes tensiones emoción y razón. Éste debe de ser el objetivo de todo ser consciente y vamos en pos de él toda la vida. En lugar de "búqueda de la felicidad" se debería llamar de la serenidad o de la paz.
Desear más de lo que se puede llegar a conseguir hace que concibamos esperanzas; pero la esperanza, al fin y al cabo, es un dominio más de la fe.
La realidad es otra: los actos no se agotan en sí mismos, tienen consecuencias. Y por ello siempre nos acompañan; son esa lágrima de la que conservas su origen o el principio de cada bonito adios que guardas que son, en definitiva, muy buenas cosas.

El texto es una maravilla, Cartz.
Gracias.
Un saludo del Enterprise.

24/5/07, 15:23  
Blogger Simplemente Olimpia. dijo...

P.D; en el amor no cabe la maldad, no tienes que hacer genuflexiones continuas, ni tienes que flagelarte...vive o muere....pero no cabe el asesinato.

24/5/07, 15:25  
Blogger peregrina dijo...

Yo me quedé en la obra que motivó este post : un cínico desencantado, se cruza con una mujer (contrariamente) resulta la encarncación de la esperanza y la felicidad : se enamora de ella. Durante muchos meses, la dama se resiste mientras él hace todo cuanto está en su mano para conquistar su amor. Sin embargo, cuando ella sucumbe finalmente a sus hostigamientos amorosos, él lo ve como un signo de debilidad por parte de ella, y no puede evitar la destrucción de esta relación

En mi tierra recibe muchos nombres...no sé cuál darían Uds a ese desgarro.

24/5/07, 17:10  
Blogger indah dijo...

Pues... se lo ha 'comido', pero casi es mejor, pues, como de costumbre, te llevaba la contaria. Bueno, no, pero casi que sí. Incluso me había esforzado (coqueta que es una ... puff, ¿cómo se puede entender? Bah, da igual, no pienso borrarlo porque es verdad, y porque no estoy dispuesta a volver a escribirlo. Vale, una pista, hablaba de la realildad. O del miedo.

25/5/07, 1:23  

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