viernes, mayo 11, 2007

De primaveras y entelequias

Se desliza lenta la voz de tu misterio
y llega al remanso de unas aguas calmas
donde florecen los nenúfares y el loto
-busco mil teorías
y encuentro mil quinientas
que expliquen la distancia
y sus secuelas-

Y hoy
-pero hoy y ahora solamente-
encuentro la respuesta meridiana:
nuestras sombras superan nuestras luces.

A qué lamentar lo que es ineludible
-nada existe, nada persevera,
acaso la memoria deba suplir lo que acontece
por la sencilla razón de que la fruta,
al madurar,
vuelve a la tierra-
como el renacer de la flor en primavera.

Pero no, no me resigno
a ser sin ti esta parte dura y negra
de la vida, caprichosa y consentida,
fugaz, tenaz, cautivadora y displicente,
que arrastra el lodo con su potencial
perdido en vasijas y botijos,
en peceras,
en collar de baratija,
en penumbra,
en noche,
en duermevela.

Pero no, hoy se me escapa
la razón del no, de lo imposible,
del llanto afinado con diamante,
del empecinado deseo
que cercena mi cuerpo parte a parte,
de la esperanza antropófaga y caníbal,
piraña del corazón
y su gangrena.

Pero no, hoy tampoco
acerté a decir
lo que me quema.


      Gnossiennes- No 1, Erik Satie

2 Comments:

Blogger Joan Torres dijo...

La sensación de querer poner en palabras esa idea que asalta nuestra mente impidiéndonos pensar en otra cosa, puede ser frustrante.

11/5/07, 20:42  
Blogger ybris dijo...

A veces encontramos respuestas momentáneas a los misterios cuando nos parece que las sombras superan a las luces y lo ineludible es ineludible.
Lo que pasa es que uno no se resigna ni a la soledad ni al llanto y acabamos con la certeza de no saber decir lo que nos quema por dentro.

Un abrazo.

12/5/07, 5:06  

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